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La Hormiga Remolona Entradas

El arroyo de la llorona

En A Raisin in the Sun, obra teatral sobre la que escribí en el post anterior, la familia Younger vivía en el South Side de Chicago. Alllí creció Michelle Obama y también de allí procede Sandra Cisneros, figura clave de la literatura chicana.

La obra más conocida de Sandra Cisneros es La Casa en Mango Street (1984), pero aquí voy a hablar de Woman Hollering Creek and Other Stories (traducido como El arroyo de la llorona, 1981), y en concreto del relato que da nombre al libro.

Lo más llamativo si no has leído antes literatura chicana, como yo, es que está escrito en Spanglish. Hay palabras y expresiones en español en cada página:

The arroyo one crossed on the way to San Antonio, and then once again on the way back, was called Woman Hollering, a name no one from these parts questioned, little less understood. Pues, allá de los indios, quién sabe —who knows.

Es tal la garra de este relato que te deja aturdida. Condensa las consecuencias de nacer mujer y pobre en una comunidad machista y violenta.

Aquí los pueblos se construyen de tal manera que tienes que depender del marido. O conduces o te quedas en casa. Si eres lo suficientemente rica para tener un coche y saber conducir, entonces te haces con un coche.

A Cleófilas, la protagonista, la salvan de la opresión dos mujeres que conducen su propio coche y por tanto su destino: Gracelia y Felice, Lo hacen cruzando el Arroyo de la Llorona que da título al relato.

Los que sufren tienen un poder especial, ¿no es así? El poder de entender el dolor de los demás. Y entender es el comienzo de la curación (del relato Little Miracles, Kept Promises).

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Buscando el sol

Lorraine Hansberry (1930-1965) fue la primera autora afroamericana con una obra representada en Broadway: A Raisin in the Sun (1959). Según he comprobado, solo está traducida al español como parte de una tesis doctoral. Hay una adaptación al cine protagonizada por Sydney Poitier que en España se tituló Un lunar en el sol.

Cada diálogo de A Raisin in the Sun es una apasionada denuncia -directa o implícita- de la segregación y la opresión. Una familia afroamericana de Chicago amanece con dinero y compra una casa en un barrio de población blanca. Sus futuros vecinos les ofrecen recomprar la casa para evitar que se muden. Ellos se niegan, aun sabiendo que su futuro va a ser turbulento; es la única forma de progresar.

RUTH: ¿Alguien me puede decir lo que significa asimilación?
GEORGE: Oh, es la forma que tienen en la universidad de llamar a la gente «Tío Tom». Pero no significa eso en absoluto.
RUTH: Entonces, ¿qué significa?
BENEATHA: Significa que alguien está dispuesto a renunciar a su propia cultura y a sumergirse completamente en la dominante, que es la cultura opresora

En la nueva casa, Claudia («Mama») tendrá un jardín para sus plantas. Ya no habrá que mover la maceta en busca del rayo de sol, como en el viejo apartamento. Esa maceta simboliza todo lo que Claudia quiere para su familia.

MAMA Calla, No hables de las personas a sus espaldas.
RUTH: Tú lo haces.
MAMA: Yo soy vieja y corrupta. 

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El poder de los introvertidos

He leído un libro sobre mí: Quiet, de Susan Cain. Al español se tradujo como El poder de los introvertidos (en un mundo incapaz de callarse) (2012). ¿Es un libro de autoayuda? Supongo. No da consejos, pero valida -palabra tan de moda- tu personalidad. La conclusión es que los introvertidos somos tan necesarios como los extrovertidos.

Según cuenta Cain, quien popularizó los términos introvertido y extrovertido fue Carl Jung en su obra Tipos psicológicos, publicada en 1921. El mismo año, asociando ideas, en que nació mi padre, quien se pasó la vida diciendo que yo era muy tímida. Era algo más:

Los introvertidos no son necesariamente tímidos. La timidez es el miedo a la desaprobación social o la humillación, mientras que la introversión es la preferencia por ambientes que no sean sobreestimulantes. La timidez es, inherentemente, dolorosa; la introversión no […] Un tímido teme hablar alto, mientras que un introvertido simplemente está sobreestimulado.

Según Carl Jung, la introversión o extroversión son los pilares de nuestra personalidad. Él nos da la mejor definicíón de cada tipo:

  • a los introvertidos les atrae ese mundo interior de pensamientos y sentimientos; recargan sus baterías estando solos
  • a los extrovertidos les atrae la vida exterior, las personas y las actividades; necesitan recargar sus baterías cuando no socializan lo suficiente.

Según Jung, no  hay extrovertidos puros ni introvertidos puros. Eso sería la locura.

Sobre los introvertidos voy a listar aquí una serie de rasgos que analiza el libro y que a mí, particularmente, me definen:
– sienten que se expresan mejor por escrito que conversando
– evitan el conflicto
– no se les da bien la charla intrascendente (small talk)
– la mayoría son altamente sensibles (PAS)
– la sobreexcitación interfiere en su atención y su memoria a corto plazo, componentes clave de la habilidad de improvisar al hablar
– hablan más bajo porque así es como prefieren que les hablen los demás
– algunos son capaces de comportarse como extrovertidos por el bien de su trabajo, sus seres queridos o algo que tenga mucho valor para ellos

Introvertido no es sinónimo de ermitaño o misántropo, según Jung (aunque, añado yo, tengamos nuestros episodios de ambos).

Las oficinas abiertas

Susan Cain dedica muchas páginas a hablar de ellas, y cuánto se lo agradezco. Llevo toda mi vida profesional trabajando en praderas y para mí, desde luego, no son. Me da igual que rompan símbólicamente las jerarquías Busco los puestos junto a columnas, en las esquinas, pegados a la pared… y eso ayuda, pero solo a ratos.

Son incalculables las horas que he trabajado en casa porque en la oficina sencillamente no lograba funcionar. Por lo general, allí recababa información, y en casa la estructuraba, le daba sentido. El trabajo mecánico lo puedo hacer en una oficina abierta, el creativo desde luego no. Y no es por el ruido, ni por las interrupciones… que imagino que pueden ser molestas para todo tipo de gente. Es por todo que conlleva ser introvertida.

Ojalá pudiera opinar sobre otro tipo de oficina, pero no lo he conocido.

¿Quién quiere ser extrovertido?

En la cultura occidental, la extroversión es un ideal. Se asocia al éxito social y profesional. Predomina entre los estudiantes de las universidades y escuelas de negocios más prestigiosas.

Cain documenta la lucha interna de algunos alumnos introvertidos en instituciones de élite como la Harvard Business School. Tal vez, plantea, algo no está bien en  un estilo de liderazgo que valora la respuesta rápida y asertiva sobre las decisiones tomadas con más reflexión y calma.

¿Por qué? Pensemos en las reuniones: todos recordamos casos en los que la opinión de la persona más habladora y enérgica de la sala se impuso sobre las de los demás. O cuando el grupo sigue al que antes se pone en acción (cualquier acción). Hay personas que están muy seguras sobre cualquier tema, y lideran; otras no estamos seguras de nada

Lo que a los occidentales nos parece deferencia asiática es realmente consideración por las sensibilidades de los demás.

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Buenos cimientos

No conocía el poema viral «Good Bones» (2016), de Maggie Smith. Lo he descubierto al leer el artículo del New York Times sobre su nuevo libro, You Could Make This Place Beautiful.

Hasta hace poco a eso de hijos grandes, problemas grandes» todavía le veía fácil manejo. Pero llegan los hijos a la preadolescencia y, ante algunos problemas, dan ganas de responder «es que la vida es dura». Por eso me conmovió el poema de Maggie Smith. Como siempre, me tomo la libertad de traducirlo.

Buenos cimientos
La vida es corta, pero no se lo digo a mis hijos.
La vida es corta, y yo he acortado la mía
de mil deliciosas e insensatas maneras,
mil deliciosas e insensatas maneras.
No se lo diré a mis hijos. La mitad del mundo es horrible,
y eso es una estimación conservadora
que yo oculto a mis hijos.
Por cada pájaro hay una piedra arrojada a un pájaro.
Por cada niño querido, un niño roto, en un saco,
ahogado en un lago. La vida es corta y por lo menos la mitad del mundo es horrible,
y por cada desconocido amable hay uno que te destrozaría,
y eso se lo oculto a mis hijos.
Intento venderles el mundo. Cualquier agente inmobiliario,
mientras te enseña cualquier antro, tararea una canción sobre los buenos cimientos.
Este lugar podría ser bonito, verdad? Tú podrías hacer este lugar bonito.
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Comedia familiar

Rosie O’Donnell

Rosie O’Donnell ha sido la última invitada al podcast de Brooke Shilds, Now What?. Le explica a Brooke que en sus inicios en la stand up comedy contaba chistes de Jerry Seinfeld. Copiaba hasta su cadencia al contarlos. Hasta que alguien le dijo que no puedes hacer monólogos con chistes de otros, que tienes que escribir los tuyos propios. Rosie se sentía incapaz, y entonces le dieron este consejo: habla de tu familia y a partir de ahí el humor saldrá solo. Y así ocurrió. Esto explica por qué hay tantos humoristas contando sus miserias domésticas y familiares.

También cuenta cómo nadie se creía que fuera a dejar su talk show con el éxito que estaba teniendo. Según Rosie, si ya tienes 100 millones de euros y quieres seguir ganando más dinero es que no te has enterado de para qué estamos en este mundo.

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Millones de Willy Lomans

Anderson Cooper tuvo la necesidad de crear un podcast cuando, revisando los objetos de su madre recién fallecida, encontró recuerdos de su padre y su hermano, que murieron años atrás.

Aunque desciende de la aristocracia de Nueva York, en uno de los episodios Cooper recuerda a su niñera y la compara con su madre. La primera era desconocida por todos, pero una figura crucial en su vida; la segunda, Gloria Vanderbilt, protagonizó titulares durante décadas. Me acordé de esas reflexiones al leer estas palabras de Linda Loman en La muerte de un viajante (Death of a Salesman, Arthur Miller, 1949):

Willy Loman nunca ganó mucho dinero. Su nombre nunca salió en el periódico. No es el personaje más interesante que ha existido. Pero es un ser humano, algo terrible le está pasando y hay que prestarle atención. No se puede permitir que caiga en su tumba como un perro viejo. Una persona así necesita que, por fin, le prestemos atención. 

Lo cierto es que Willy Lomans hay millones en el mundo, porque Willy Loman somos todos.

Imagínate. Trabajas una vida entera para pagar una casa. Cuando por fin es tuya, ya nadie vive allí (Willy Loman)

La muerte de un viajante ha generado cientos de estudios y análisis, pero yo me quedo con su maestría para ponernos delante un espejo y recordarnos que al final de la vida casi todo lo que aquí y ahora ocupa nuestros pensamientos será insignificante. Así le habla Linda a Willy cuando dice estar descansado:

Tu mente no descansa. Tu mente es hiperactiva, y la mente es lo que cuenta, cariño.

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La generación perdida explicada por Vera Brittain

Cuando estalló la Gran Guerra, lo viví no como una tragedia superlativa, sino como la exasperante interrupción de mis planes personales.

Vera Brittain en Malta

Hay un grupo de escritores a los que se conoce como La Generación Perdida. Aunque los estudié ya en el bachillerato, he tenido que leer a Vera Brittan para entender con más profundidad el por qué de «generación perdida».

El camino duramente ganado hacia la libertad se cortó para mí cuando en el otro extremo de Europa una bomba serbia mató a un archiduque austríaco. 

En su Testamento de Juventud (Testament of Youth, 1933) Vera Brittain relata sus días como enfermera voluntaria durante la Primera Guerra Mundial, primero en Inglaterra y más tarde en Malta y Francia. Virginia Woolf sintetizó el libro como una historia sobre cómo Vera «perdió a su prometido y a su hermano mientras ella manipulaba las entrañas de los heridos de guerra, comía sobras y tenía visiones de personas fallecidas»; aun así, Woolf reconoció el gran valor testimonial de sus 600 páginas.

El libro se lee como una elegía por una generación de hombres y de sueños. Cuando Vera retomó sus estudios en Oxford al terminar la guerra, sus compañeros la veían como una veterana empeñada en contar las penurias y heroicidades en el frente. Hasta que notó que no interesaban tanto como la causa irlandesa, las expediciones al Everest o la apertura de la tumba de Tutankamon.

El inevitable choque generacional disminuye, también de forma inevitable, con el paso de los años. 

La vuelta a la normalidad en el Londres de la posguerra estuvo plagada de decepciones para las mujeres como Vera, y en general para la causa femenina. Su labor salvando vidas en hospitales de campaña no fue suficiente para que se las reconociese como enfermeras. Y cuando se aprobó el derecho al voto de las mujeres (1918) se limitó a las mayores de 30, temiendo un peso desproporcionado del voto femenino en una franja de edad que se había quedado con muy pocos hombres.

En la posguerra la neurosis bélica se había transformado en miedo – miedo a los resultados incalculables de causas imprevistas; miedo a la pérdida de poder para los que lo poseían; miedo, por tanto, a las mujeres. 

En el libro, Vera Brittain incluye interesantes episodios que se contaban durante la guerra, como cuando los bandos decidieron no dispararse: Una vez, cerca de Ypres, ambos frentes acordaron no dispararse. Para que pareciera que luchaban, siguieron usando sus rifles, pero apuntando al aire.

O cuando algunas mujeres intentaban reencauzar sus vidas con anuncios en el periódico como este que apareció en la Agony Column del Times: Dama cuyo prometido ha muerto en el frente estará encantada de casarse con un oficial que se haya quedado ciego o incapacitado por las heridas de guerra.

Nuestra generación pasará a la historia como la primera en entender que ninguna persona puede vivir aislada del mundo  […] La generación de la guerra volvía, a la fuerza, a la vida, pero seguía poseída por el sentimiento desesperado de que la vida es corta. 

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Jewel y los búfalos

Me ha gustado escuchar a Jewel en el podcast de Mayim Bialik.

Jewel ha hablado muchas veces de su pasado homeless y de cómo luchó por no ser un número más en las estadísticas que predecían su fracaso profesional y existencial.

Esta vez ha hecho dos comentarios que no se me van de la cabeza:

– La metáfora de los búfalos: son los únicos animales que corren hacia la tormenta en lugar de escapar de ella; de esa forma la dejan atrás antes que nadie.

– La felicidad y el pensamiento: uno no es feliz por lo que es o por lo que tiene, es feliz por lo que piensa. Esto, al parecer, lo dijo Buda.

Jewel
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La mujer temblorosa y la terapia de Instagram

Hacía tiempo que quería leer a Siri Hustvedt, y no sé si ha sido buen idea empezar por La mujer temblorosa o la historia de mis nervios (The Shaking Woman, 2010). El libro parte de un episodio de agitación incontrolable por todo el cuerpo que sufrió la escritora cuando daba una charla sobre su padre.

El libro no ha envejecido bien, porque muchas de las ideas que plantea son ahora totalmente mainstream por culpa de -o gracias a- lo que esta semana denominó el New York Times «terapia de Instagram«. Lectura recomendada, por cierto, para ponernos en alerta sobre esta moda del autodiagnóstico, el exceso de autoobservación o el individualismo radical post-pandémico. Me ha llegado al alma esta frase:

Nos hemos acostumbrado cada vez más a percibirnos como los protagonistas de nuestra propia vida y a los demás como obstáculos en nuestro camino.

Volviendo al libro de Siri Hustvedt, recopilo algunas de las reflexiones que hoy están por todo Instagram:

Sobre el que una enfermedad se convierta en tu identidad, y el consiguiente estigma:

Los pacientes psiquiátricos a menudo dicen «Ya sabes, soy bipolar» o «Soy esquizofrénico». Se identifican totalmente con su enfermedad en estas frases.  

Sobre cómo se han renombrado algunos trastornos:

Mi ataque había sido de histeria. Este término ha sido casi eliminado del discurso médico y sustituido por desorden de conversión, pero bajo el nuevo subyace el antiguo, persiguiéndolo como haría un fantasma […] En el habla cotidiana usamos la palabra histeria para indicar la excitabilidad o exceso de emoción de una persona.

Sobre la separación entre lo físico y lo mental:

Diferenciar lo mental de lo físico es un anacronismo reduccionista del dualismo cuerpo/mente.

Sobre el carácter hereditario de algunos trastornos:

El trastorno maníaco depresivo, también conocido como trastorno bipolar, suele venir de familia; el componente genético es considerablemente mayor que en la esquizofrenia. 

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Magnificar una vida

Patti Smith es muy dada a celebrar a otros artistas. Algunos ejemplos: interpretó una canción de Bod Dylan cuando él esquivó recoger el Nobel, compró la casa donde Rimbaud escribió Una temporada en el infierno para preservarla y dedicó todo un libro a sus años junto a Robert Mapplethorpe,

En The Guardian le preguntan el por qué de esa inclinación, y ella responde: Porque magnifican mi vida. 

Y cómo la entiendo: de qué oscuridades te puede sacar un libro, un poema o una frase inspirada dicha en el momento justo.

Completa su reflexión con estas palabras: Sigo haciendo mi trabajo, intento cuidarme. Estoy agradecida por tener esta imaginación, pero no creo que me haga más importante que nadie. Soy quien soy, con todas mis imperfecciones- y estoy agradecida.

La maison construite sur les ruines d'une ferme ayant appartenue à la famille d'Arthur Rimbaud, dans le village ardennais de Roche, où le poète a écrit "Une saison en enfer". Cette maison a été rachetée par la chanteuse Patti Smith ©Maxppp - Alexandre MARCHI
La casa en la que Arthur Rimbaud pasó su infancia
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