En esta obra impresionista de 1896, cuyo título tomó de Hesiodo (Los trabajos y los días), Marcel Proust incide en la reflexión sobre la fuerza poética del pasado con la agudeza que le caracteriza: Dicen que la Muerte embellece a quienes hiere y exagera sus virtudes; en general, más bien era la vida quien no les hacía justicia.