De mirarte tanto y tanto,
del horizonte a la arena,
despacio,
del caracol al celaje,
brillo a brillo, pasmo a pasmo,
te he dado nombre: los ojos
te lo encontraron, mirándote.
Cómo acertó Pedro Salinas al llamar así al mar. Descubro el Cantábrico y noto que no es mi mar, pero aun así me voy pensando en volver, que diría Serrat : o )
!Si tú has sido para mí,
desde el día
que mis ojos te estrenaron,
el Contemplado, el constante
Contemplado!