Babelia publicaba ayer una entrevista con Marta Pessarrodona, que, además de traductora y estudiosa de Virginia Woolf, es poeta. Supongo que mucho tendrá que ver esta señora con el hecho de que cualquier libro que leamos de la Woolf permanezca en nuestro recuerdo como un poema. En la entrevista afirma que «la narración corta es como el poema», y lo dice desde el punto de vista del creador. Mi criterio para juzgar la maestría de una obra literaria es siempre ese: ¿ha dejado en mí la huella perenne de la buena poesía?
Curiosa es su reflexión sobre la creación poética, sobre el miedo a dejar de ser un poeta algún día: «A Gabriel Ferrater lo conocí en la primavera de 1968 y ya no se consideraba poeta. He visto de cerca gente que decía: ‘Aquella época en que fui poeta’. Es un miedo que todavía tengo hoy. Pero esta mañana he empezado un poema».