Me gusta Whitman, me anima leerle. Entiendo el alcance de su canto, me admira el ímpetu panteísta con el que acoge a todas las criaturas de la creación. Pero decidme, sinceramente, si no os asalta la risa (o la carcajada, que me disculpen los más serios) al leer algo así:
Estoy enamorado de mí mismo, hay tantas cosas en mí tan deliciosas,
Todos los instantes, todos los sucesos, me penetran de alegría…
juas : o |