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Mes: agosto 2002

Luz de agosto

Se acabó agosto, y con él el tiempo libre, el aparcar en la puerta de casa, las oficinas vacías, el centro sin atascos, el post (casi) diario, el reciente recuerdo de las vacaciones… y la columna diaria de Elvira Lindo en El País. Hoy escribe su despedida, y voy a aprovechar sus palabras para hacer, por vez primera, un post dedicado (y delicado, espero):

Después de haber estado de visita pienso que he hablado demasiado y que me he pasado de graciosa (…) Por la noche no me puedo dormir porque hago propósito de la enmienda y me digo, la próxima vez me portaré mejor, la próxima vez seré una de esas mujeres que las sientas en una silla y ni se menean…

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Cervantes en Barcelona

Hoy entrevistan en El País a mi idolatrado Martín de Riquer. A todos los que sientan predilección por el pasaje del Quijote que transcurre en Cataluña les emocionarán estas palabras de Riquer:

Cervantes estuvo en Barcelona en 1610 (…) y traslada elementos que vio en Cataluña a la segunda parte del Quijote. Seguramente vivió en una casa del paseo de Colón, desde cuyo balcón se puede ver, por un lado, Montjuïc y, por otro, lo que hoy es la Escuela de Náutica, que entonces fue la playa y es el sitio donde Don Quijote es vencido por el Caballero de la Blanca Luna, porque la Barceloneta no existía.

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Diario cómplice

Tu corazón, cerrado por reformas,
vagando va en la música
sin querer contestarme.

Acabo de terminar el Diario cómplice (1987) de Luis García Montero. Como siempre, los motivos clásicos caminan junto a los más recientes, con hallazgos (algo sabinianos) como el de estos versos que reproduzco. En bastantes poemas me ha parecido distinguir la huella de Cernuda, y no sólo porque García Montero haya dirigido un curso sobre él en la Menéndez Pelayo. Un ejemplo es este verso del Diario cómplice: El cuerpo en donde viven las interrogaciones… que recuerda al conocido, insuperable poema de Los placeres prohibidos que empieza así:

>No decía palabras,
Acercaba tan sólo un cuerpo interrogante,
Porque ignoraba que el deseo es una pregunta
Cuya respuesta no existe,
Una hoja cuya rama no existe,
Un mundo cuyo cielo no existe.

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Tres muertes

Se habla muy poco de la muerte, tal vez sólo los artistas y los ancianos les dedican su atención. Hoy cuenta Javier Cercas en El País Semanal que todos atravesamos dos muertes:

… la primera no es real: uno se muere y, durante algún tiempo, hay personas que aún se acuerdan del muerto, como si éste estuviera aferrándose a ellas para no morir del todo; la segunda muerte, en cambio, sí es real, porque en ella ya no queda ningún vivo a cuya memoria pueda aferrarse el muerto…

Primero llega la muerte, y después el olvido. Pero, en algunos casos, cuando una persona fallece muy anciana, ¿no hay una «muerte» anterior a la física? Seguro que todos hemos oído a menudo estas expresiones: «¿ese hombre aún vivía?», «¿Reagan murió ya?»… Me refiero a esa silenciosa despedida de los que saben que la muerte está cerca, como la matriarca Úrsula de Cien años de soledad:

La enterraron en una cajita que era apenas más grande que la canastilla en que fue llevado Aureliano, y muy poca gente asistió al entierro, en parte porque no eran muchos quienes se acordaban de ella, y en parte porque ese mediodía hubo tanto calor…

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La casa del libro

Han abierto una nueva Casa del Libro en Alcalá, 96. Yo la he estrenado hoy, aunque estoy segura de que muchos ya la habréis visitado. Huele a nuevo todavía, tiene mesitas para sentarse a leer, te regalan marcapáginas (varios) y es tan completa como la de Gran Vía. No voy a contar lo que me he comprado, ya os enteraréis a su debido tiempo ; o )

Parece que están revitalizando el tramo de Goya que va desde Alcalá hasta Colón, tanto para el shopping como para la cultura. También el tramo de la calle Serrano entre Colón y la Puerta de Alcalá. Menudo chaparrón, ¿me tendría que haber resguardado en la boutique de Carolina Herrera????

NOTA: La Hormiga ReMolona es BlogGuest en Tramontana. Podéis leer mi post Nunca digas «yo» siguiendo este link.

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Literatura deportiva

Hay un algo enigmático y hermoso en Valerón, algo que tiene que ver con esa apabullante naturalidad que desprende su fútbol (…) Ese regate, ese amago, ese pase fueron trazados así no por una ocurrencia súbita, sino porque no podían ser de otro modo, como si alguien hubiese susurrado al oído de Valerón el secreto de las leyes naturales que gobiernan el fútbol y él se limitase a aplicarlas en cada momento con disciplina y precisión. Fuera de Zidane (…), probablemente no haya ningún otro futbolista en el mundo con su capacidad de convertir el fútbol en algo tan espontáneo, tan poco forzado, tan desprovisto de artificio y retórica.

¿Es o no es literatura? Se trata del extracto de una crónica reciente escrita por Xosé Hermida en la sección de Deportes de El País. Hay sonoridad, musicalidad (pocos apellidos hay en el fútbol actual tan poéticos como el de Zidane), ritmo… y sentimiento, mucho sentimiento. Emociona.

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A mí me habían invitado de verdad

Esta frase de Fitzgerald podría ser en sí misma una obra cerrada (y redonda). Es difícil decir tanto con tan poco, ¿hay alguien que no haya empezado a imaginar e imaginar después de leerla?

No sé a qué novela de Fitzgerald pertenece, juraría que a El gran Gatsby, pero Vila-Matas no lo especifica en su Historia abreviada de la literatura portátil, que es de donde la he extraído.

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Temas clásicos

Ese persistente rechazo que me producen muchas novelas actuales tiene bastante que ver con lo que explicaba David Trueba el domingo cuando hablaba de la inspiración de las historias que se escriben en los países más desarrollados:

«Uno a veces, como escritor, echa de menos el no vivir en un continente agitado, con durezas… Las películas de países donde están pasándolo fatal suelen reflejar una maravillosa capacidad narrativa (…) Las historias de gente que tiene problemas para comer o para comprarle un traje al hijo son muy primarios y apelan claramente a un sentido común del ser humano, que es maravilloso. Más que la incomunicación, los silencios, la degradación personal… en fin, esos otros temas«.

(Paréntesis post-euforia: millones de gracias a todos los que han nominado esta bitácora. Es todo un premio y una auténtica sorpresa que la Cigarra y yo todavía celebramos : o )

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Lolita

Lolita, light of my life, fire of my loins, my sin, my soul…

Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas, mi pecado, mi alma…

Es un lujo poder empezar así un post. Hoy hace exactamente 44 años que G.P. Putnam’s Sons publicó Lolita, después de que Vladimir Nabokov presentara la novela, sin éxito, a varias editoriales. Continuamente se recuerda la lucha de Nabokov por hacer literatura en una lengua que no era la suya. Esa lucha se puede resumir con estas palabras suyas: Pienso como un genio, escribo como un autor distinguido, y hablo como un niño.

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Trenes

Si nos preguntaran cuál es la forma más literaria de viajar, seguro que responderíamos: el tren. Veamos unas asociaciones fáciles: el autocar recuerda a los Greyhound, al pulp. Las motos y los coches, a Easy Rider, Kerouac y la road movie. Demasiado cinematográficos. A pie suena caduco, tiene un toque demasiado existencial. Y al avión aún está buscando su lugar en la literatura, o su nuevo lugar tras el 11-S.

Para mí el tren es La montaña mágica, las esperas en los andenes y la gran novela del XIX. Es el placer de viajar. Hasta que se llenó de familias completas ociosas. A cualquiera que haya realizado recientemente un trayecto largo en tren por España le resultarán familiares estas palabras de Maruja Torres en El País Semanal sobre lo que se cuece dentro de los vagones:

o gritan (porque no hablan, sino que se lanzan instrucciones tipo «Lleva al nene al váter» o «Quiero agua» o «¿Qué peli echan?») o zampan (ganchitos, patatas con sabores, bocadillos traídos de casa, más ganchitos, caramelos) (…) A ambos lados del tren pasan las variadas tierras de España, sus frondas y barrancas escarpadas, pero eso no parece importar a nadie. El vagón cruje de griterío sincopado, rebufos de televidente ansioso y tañido regular de ganchitos y otros productos de bolsa. Y de estruendosas conversaciones telefónicas.

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