Se acabó agosto, y con él el tiempo libre, el aparcar en la puerta de casa, las oficinas vacías, el centro sin atascos, el post (casi) diario, el reciente recuerdo de las vacaciones… y la columna diaria de Elvira Lindo en El País. Hoy escribe su despedida, y voy a aprovechar sus palabras para hacer, por vez primera, un post dedicado (y delicado, espero):
Después de haber estado de visita pienso que he hablado demasiado y que me he pasado de graciosa (…) Por la noche no me puedo dormir porque hago propósito de la enmienda y me digo, la próxima vez me portaré mejor, la próxima vez seré una de esas mujeres que las sientas en una silla y ni se menean…
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