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Turismo rural

Cuando nos sentábamos a desayunar, croaba una rana en el jardín (…) Al segundo día separé unas ramas que había cerca de la mesa y descubrí un artefacto croedor mecánico que se activaba ante la presencia humana (…) Y el pan de leña no era de leña ni las magdalenas del desayuno eran de la abuela, sino las magdalenas Ortiz de toda la vida…

Así es el fiasco del turismo rural visto por Juan José Millás hoy en la última de El País. Estas vacaciones he visto ranas auténticas (y de las grandes) cerca del río, he comido magdalenas del día, y he vivido, como tantos veranos desde que nací, en una casa con muros de casi un metro de ancho en medio de un parque natural. Castellón promociona sus playas, pero no su interior montañoso. Por mí, que siga así : o )

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