Desde que soy periodista me he encontrado continuamente ante el reto de escribir sobre materias que desconozco. Algunas de ellas, incluso, muy delicadas. Al final te encuentras haciendo malabarismos con el vocabulario que tienes a mano para pasar de puntillas sobre detalles poco claros, y llegas a una conclusión: todo se reduce a una cuestión de estilo.
Antes no me atraía especialmente el acto de escribir. Ahora es mi juego favorito. Ajustar las palabras hasta redondear lo que quiero expresar, pasar de un registro a otro según el receptor, atreverme con materias sobre las que, sencillamente, no tenía palabras. Por eso me gustó que ayer Elvira Lindo dijera esto:
Hay escritores fieles a un estilo. Yo no soy así. Soy infiel por naturaleza. Me gusta coger los libros sin prejuicios, y lo siento por quienes los tienen. Me molesta, por ejemplo, tener que pedir perdón cada vez que pruebo algo nuevo. Lo que hago es por puro placer, como hago también los Manolitos, por pura diversión, pero al tiempo con mucha autoexigencia, porque tengo mucho amor propio y no me gusta quedarme atrás.
No sé si me explico : o |