El terror y el miedo nos pueden llegar por la amenaza de una persona, pero hay otra dimensión del miedo que lo empapa todo. Es el miedo a no poder pagar la hipoteca, a quedarse sin trabajo, es el miedo del hombre que se siente fácilmente desechable.
Son palabras de José Saramago en El País de hoy. Odio ese miedo, porque trabajo en Internet y porque no confío. A mi alrededor no veo más que parados, si antes era uno ahora son cuatro. Si al menos sirviera de algo ser mínimamente competente en lo tuyo, pero apenas cuenta. Lo que importa es saber maniobrar dentro de la empresa, ganarse afectos útiles, desviar la atención hacia problemas secundarios… También tengo miedo de ser tan inquieta que me busque la ruina tratando de (atención Recursos Humanos) crecer como profesional y como ser humano, y no por ser vaga ni caprichosa, sino por estar viva.