Frío polar en San Valentín. Así terminaba un sms triste desde Berlín que he leído cuando he encendido el móvil esta mañana. Así que este post se lo dedico a ella, que sabía que hoy tenía pensado publicar estos versos:
Nada sabe de amor quien no ha perdido
por amor una casa, una hija tal vez
y más de medio sueldo,
empeñado en el arte de ser feliz y justo,
al otro lado de tu voz,
al sur de las fronteras telefónicas.
Hoy, prosa urbana: digamos que hay una extensa red de carreteras que conducen a la felicidad, y que algunos elegimos la carretera que pasa más cerca del corazón. Está llena de curvas y baches, ya casi nadie la usa y el coche a veces no puede con pendientes tan pronunciadas. Los que suelan viajar por ellas entenderán este post. La estrofa está sacada de Merece la pena (un jueves telefónico), un poema de Luis García Montero incluido en Completamente viernes que me ha servido para continuar la reflexión sobre el amor que inicié el año pasado.
… y a seguir, que el coche es nuevo ; o )
Trist el qui mai no ha perdut
per amor una casa (Joan Margarit, en el poema que inspiró el anterior).