Dice Isabel Coixet que, después de rodar My Life Without Me, se ha quedado vacía. Yo, después de ver la película, me he sentido vacía. A pesar de la dureza de la idea de partida, es una película dulce y muy esperanzadora, demasiado. Como si pidieras tres deseos y te los concedieran todos en un santiamén.
A los que aman era para llorar sin parar, en Mi vida sin mí empiezas a llorar en el instante en el que llora la protagonista, ya bastante avanzada la cinta.
Dice Leonor Watling que Ann, la protagonista, sabe que va a morir en menos de tres meses, pero que todos sabemos que vamos a morir, a lo mejor mañana mismo, o dentro de una semana. Falta que nos lo recuerden.