De todas las reflexiones sobre la guerra que se publican estos días, me gustan particularmente las de Elvira Lindo. Hoy dice en su columna de la última página de El País:
El dolor, en estos días, es de aquellos inocentes a los que les llueven bombas del cielo. El dolor es suyo. No hace falta vestir de negro en las manifestaciones, ni ser campeón del sufrimiento, ni apropiarse de la desgracia ajena (…) El papel real de los que podemos dormir tranquilos cada noche es mantener la cabeza fría y no olvidar los nombres (de aquí a las elecciones) de quienes nos metieron en esto. La ficción es hacer que sufrimos tanto como las víctimas reales.