Hace tiempo cité a Pavese en un post sobre la infancia. Decía que sólo se pueden soportar las historias sobre la niñez cuando hablan de alguien de quien estamos enamorados. Bien, siguiendo ese paralelismo, se podría decir que un weblog es como un enamorado ante un relato de la infancia: todo lo tolera.
Sería perfecto que todo aquel que pensara escribir una novela empezara escribiendo una bitácora. Un diario también serviría, claro. La idea es que los lectores no tengan que soportar, cuando publique su primer libro, detales sobre las mezquindades que agrian el carácter a diario, o esas historias que, pasado el tiempo, pierden toda la relevancia… y la poesía. En definitiva, los ajustes de cuentas que hay en casi todas las primeras novelas.
… pero esto tiene un inconveniente: que todos los que tienen bitácoras acaben queriendo escribir una novela…