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Big bang

Anoche me despertó el ruido de un objeto muy pesado que caía sobre una superficie dura. Me asusté tanto que recobré toda la actividad mental en dos segundos… esa agilidad mental que no se detiene hasta que no descubres el origen del desvelo: las 4 de la mañana y tú con la maquinaria mental a todo trapo.

Bien, quien me había despertado era Proust. El tomo de Sodoma y Gomorra (¿tenía que ser ese?) se había volcado en la librería de mi habitación. Como me han dicho que soy un animal simbólico, declaro ese ruido a deshora como el comienzo de mi nueva vida: cambio de casa, literatura de los sentidos, horchata, más viajes, sol, menos compromisos, melocotones, fuera miedos, deporte, pelo largo, coherencia íntima, melón, mediterráneo… y piel canela.

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