Los libros importantes son los que nos hacen como somos.
En el número de enero de Paisajes, la revista que entregan en los trenes, aparece una entrevista a Luis García Montero. El granadino opina sobre la mejor poesía que se escribe hoy, que es (dice él) la de Colombia, y pone como ejemplo a Darío Jaramillo. Hace unos días cogí y abandoné tres veces el libro de Darío Jaramillo antes de comprarlo, a pesar de que leí versos aislados y noté que podía ser muy capaz de emocionarme. Se parecía mucho a la poesía que ando buscando, pero no logré declarar a Jaramillo «poeta al que merece la pena leer». Ahora me asusto al pensar que tal vez estoy demasiado influida por la línea editorial de los suplementos culturales, que rara vez arriesgan con nombres que no sean los de siempre. Mañana mismo me regalo el libro.
Sobre el buen momento de la poesía española, García Montero explica que aquí se trabajó no en la invención de un lenguaje que no comprendiera nadie, sino en el tratamiento riguroso del lenguaje de todos. Cuando la poesía empezó a hablar de la vida de la gente, el género volvió a interesar. Es lo que espero de la poesía, que me hable de la vida, y que lo haga con transparencia y a la vez creando belleza con cada palabra. Porque temporalmente he renunciado a la prosa.