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el pantalón de campana,
la blusa azul ultramar,
y la cinta milagrera.
No, no es Fiebre del sábado noche, es Marinero en tierra. Así patina la imaginación si abres los ojos un sábado por la mañana y, sin cambiar de postura, atacas Marinero en tierra. Poca poesía se salva de un despertar enloquecido.
Que me perdonen Alberti y los libros de texto. La segunda parte de Marinero en tierra es lo que yo llamo poesía para vivir, que no para pensar : o |
-MADRE, vísteme a la usanza
de las tierras marineras:
el pantalón de campana,
la blusa azul ultramar,
y la cinta milagrera.
-¿Adónde vas, marinero,
por las calles de la tierra?
-¡Voy por las calles del mar!