Leer es una práctica de larguísima duración. Me interesó mucho la persistencia, la continuidad. El acto de leer se ha mantenido igual a lo largo del tiempo, la postura del cuerpo, cierta atención, cierto aislamiento, el tipo de comprensión, no ha cambiado mayormente. Lo revelador es que las novelas han narrado esa práctica como si fuera algo extraño, incluso misterioso y perturbador, levemente anormal, un poco psicótico. La han narrado como si fuera una adicción (y quizá lo es).
Lo dice Ricardo Piglia en El Cultural. Yo distinguiría entre leer literatura y leer todo lo demás. La literatura la leo con atención intensa, mientras que a todo lo demás le dedico una atención inversamente proporcional a su extensión. Un mail interminable lo escanearé; un sms muy largo lo leeré con desapego; un manual de instrucciones lo guardaré en el cajón; un documento de trabajo lo recorreré buscando el dato que realmente me incumba.