¡Mirénme bien! Soy idiota, soy un farsante, soy un bromista. (…) ¡Soy como todos ustedes!
A punto de ver, una vez más, La reina de África, hojeo los manifiestos dadá de Tristan Tzara con la esperanza de encontrar alguna explicación extravagante a estas 13 horas de trabajo ininterrumpido, tan disciplinadas que rozan la locura.
El cubismo nació de la simple manera de mirar el objeto: Cézanne pintaba una taza 20 centímetros más abajo que sus ojos, los cubistas la miran desde arriba, otros complican la apariencia al hacer una sección perpendicular y colocándola sensatamente de lado.
Si secciono este día perpendicularmente, o si lo secciono sin más, pongo a un lado sensatamente mi inquebrantable disciplina y mi delirante sentido de la responsabilidad. Y al otro coloco alegremente mis ganas de dejar vivir, de observar sin pensar, de tener paz con mi entorno, de escribir sin que me lean con excesiva curiosidad, de reír…
Yo mantengo todas las convenciones -suprimirlas sería crear nuevas convenciones, lo cual nos complicaría la vida de una manera verdaderamente repugnante.
Yo mantengo las convenciones que me convienen 😀