Hay fotos, hay cartas de amor, hay comunicaciones de una persona a otra que a lo mejor le confiesa que es del Partido Comunista. Esta carta sirvió luego como elemento probatorio para un fusilamiento. Hay una carta de un niño de Rusia que le dice a su madre que no está perdiendo el idioma porque tiene un profesor de matemáticas argentino (la ministra Carmen Calvo habla hoy en El País sobre los papeles de Salamanca).
Espero que esas cartas, de amor o de niño que quiere tranquilizar a su madre diciéndole que ha cumplido su promesa de conservar la lengua (los pobres, sobre todo si son derrotados militarmente, tienen muy pocas cosas que conservar, pero las valoran más), no sean expuestas nunca más allá de este comentario de la Ministra, general y que no identifica.