The last refuge of the insomniac is a sense of superiority to the sleeping world.
(Traducción libre: El último refugio de los insomnes es esa sensación de superioridad repecto al mundo que duerme).
Lo cuenta Leonard Cohen en el documental que ha rodado sobre él Lian Lunson. Yo tuve una infancia insome pero ahora soy de sueño fácil, ni siquiera dormir en lugares desconocidos me mantiene despierta.
Antes, cuando sabía que una noche no iba a dormir, la sentía como un tiempo infinito de oscuridad que se podía llenar de cientos de cosas. Ahora la veo con realismo: un lapso de apenas cinco o seis horas que transcurre a mayor velocidad que el día…
Lo que tengas de espíritu Proust se organizó a partir de aquellos insomnios.
¡Bienvenida desde el mundo de los sueños, Condesa!
Gracias, estaba tan cansada que anteponía las horas de sueño a la actualización de la página… ¡por fin tengo tiempo libre! 🙂
Efectivamente, ¡bienvenida! pero lo que más importa es que éste es el post que más me ha gustado desde que visito este blogcindario:
«The last refuge of the insomniac is a sense of superiority to the sleeping world.»
no soy ciertamente un insomne, pero me gusta deambular de noche por las ciudades para sentir esa sensación. Me fascina el tipo de luz que proyectan las farolas sobre las calles desiertas. O levantarme el primero, como ahora, y saber que mientras trabajo en la quietud y tranquilidad del crepúsculo matutino, la gente concilia sus sueños.
Sé que hay algo lovecraftiano en ese comentario de Cohen…
Profundo y a la vez luminoso.
Lo digo aquí y allí.
Estremecedor.
Frase para el prefacio de una enciclopedia del crepúsculo.
Estremecedor y cierto.
Pasear por una ciudad cuando toda ella duerme. Trabajar, pensar y escribir en la quietud de la noche. Levantarse en mitad de ella, sólo para descubrir la soledad sin adjetivos.
Es Michael Mann, es Blade Runner, es Vangelis. Es Lovecraft.
Es Él, es Ella… es Ello…
Es una estatua de mármol con un nombre grabado en la base:
?????
Para contestar a rlpulido y parís59, que no se sientan solos, para chistar, llamar, invocar a los otros, decirles que seguimos estando aquí ahora que HR se pasa a veces a abrir los salones, salgo de mi silencio para copiar algo que escribe B. Gopegui sobre cierto tipo de insomnes: «Y así también existe la red del deseo con sus líneas cruzadas, la red de los insomnes, la de los amantes de César Franck, la sutil red de puntos rendijas e intervalos que es el hueco, ese filo de espacios parados por donde me aproximo a ti».