Jorgue Guillén solía decir que cuando Lorca estaba cerca, no hacía ni frío ni calor, sino que hacía «Federico». ¡Era tal el estado de embriaguez que producía su presencia que uno se olvidaba hasta de la temperatura!
Lo cuenta el encargado de la casa museo de Federico García Lorca en BBC. ¿Sobre qué artista actual podríamos hacer un comentario así?
Bienvenida!
Echaba de menos leerte.
Pues no sé, no conozco a ningún artista personalmente, pero cuando leo sucede que sólo sucede aquello que quiere el autor que me acompaña.
Saludos.
Pues no parece que.
Sería facilón recordar lo de que «tardará mucho en nacer, si es que nace, un andaluz tan claro tan lleno de aventura».
Pero creo que en este caso hay que ir del individuo a dónde y cuándo se sitúa. En un grupo o generación poco frecuente por la generosidad de sus miembros. Aunque estos grupos existieron luego. Así que sobre todo en una época en la que España quiso hacer suyo, por primera vez seriamente, lo de igualdad y fraternidad. La energía de ese periodo histórico tuvo por fuerza que calar en el ánimo (si no en el ánima) de los implicados, mejorando en un múltiplo X lo de cada uno. Eso explicaría el caso de Lorca, pero también tantos y tantos casos emocionantes. Muchos de los cuáles comparten con Lorca el haberse quedado «en los huesos» enterrados en una fosa común, por lo frecuente también, de situación más o menos conocida o desconocida.
Haciendo un poco más difícil la explicación, la muerte negra que preparaban los que lo tenían todo que perder y no estaban dispuestos a perderlo, debía anticiparse por las noches, en los sueños de los que querían otro país. Es posible que en sus sueños despiertos, eso les diera un aleteo de fugacidad, que aumentara otro múltiplo lo, mucho, que ya tenían de mejor.
Nota: no hablo, no me interesa, de la República como «reglamento» que podría permitir a Aznar de Jefe de Estado con Rajoy como Presidente. Hablo del espíritu de la II República como ese cuerpo de fraternidad e igualdad. Ese espíritu, con el nombre que sea, es el único que me interesa celebrar como la «atmósfera» que permitió a Lorca.
Anécdota. (Un tío mío, poetilla adolescente, hijo de un estricto general que le obligaba a estar en casa a la hora de la cena, fue llevado por un poeta mayor a un pueblo cercano a conocer a Lorca. Mi tío se olvidó de la hora, y de que no había más trenes hasta el día siguiente, oyendo a Federico hablar y tocar el piano. Se olvidó de todo hasta que llegó a su casa a la mañana siguiente). Sí, Lorca debió ser excepcional.
¿Qué más cuenta tu tío de aquella noche???
Nada de particular, sino lo que ya conté; y lo hice para reforzar lo que Guillén decía. Hasta qué punto Federico federiqueaba y dejaba al joven poetilla tan absorto que olvidó irse cuando debía haberse ido. Ni siquiera me contó de qué hablaron: solo que le oía hablar, recitar, tocar el piano. Después, muy entrada la noche para quien en aquellos tiempos acababa de cumplir los 17, nervioso ya por la realidad, ni pudo esperar el tren de la mañana. Pasó hasta el amanecer caminando y llegó a donde el miedo le llevó. Federico y el otro poeta se quedaron. Sin más preocupaciones. Si se habían acabado los gitanos que van por el monte solos, no debió parecerles mal que quedara un joven con ojos de asombro yendo por la caretera solo (pero esto último es pensar porque quiero pensarlo).
Fueron tiempos mágicos los que permitieron aquello. La Residencia; ¿hay ahora algo semejante que pueda cimentar hoy escritores semejantes?
Y sin embargo, también había de lo otro: los dos más amigos llamándole perro en una película.
Yo creo que tengo un poco mitificada la Institución Libre de Enseñanza en la época de Lorca, Dalí y Buñuel, yo sé que me la monto en plan idílico, con mucho buen rollito y fabulosas veladas entre poemas inéditos y lúcidas ideas… pero pagaría lo que fuera por pasar unos cuantos meses de mi vida allí, con el (un) perro andaluz.
Malos tiempos para los artistas. En todas partes hay aparatos de aire condicionado, o calefacción, según sea el caso.
Y no olvides a los que no somos artistas, que como en mi caso tengo en el trabajo un aire acondicionado que me bliga a abrigarme en verno, y en invierno una calefacción que me obliga a quitarme todo lo que el buen gusto, que no el pudor, permite.
No conozco personalmente a ningún artista famoso que podáis conocer, aunque conozco a muchos desconocidos. Aunque no lo conozca personalmente, siempre que entrevistan en televisión a Antonio Gala, sus respuestas me embriagan y me seducen, y hacen que me quede pasmado escuchándole. Es lo más parecido que puedo decir del efecto «Federico» actualmente.