Lo mejor que me podía pasar en la vida era enamorarme de un poeta al que había empezado a leer, y a admirar, antes de conocerle. Hace ya doce años, pero cada vez que Luis me lee un poema a solas, en la casa que compartimos con tres hijos y un gato, vuelvo a saber quién soy, y que lo que viví antes de ahora fue apenas un camino que desemboca en su voz, en las palabras que encierran el calor del cuerpo que las dice.
Almudena Grandes, en el número de Elle de noviembre de 2006.
Guardé hace tiempo estas palabras de Almudena Grandes, pensando en hacer un post, pero no tuve nada que añadir. Sigo sin poder aportar mucho, pero lo publico para que no se me pierda 🙂