Hace ya unos días entrevistaban a Ramiro Pinilla en Comunicación Cultural. Cuando le preguntan por qué define su lenguaje como invisible, el escritor responde:
Que llega al lector sin estorbos. Que no tiene descripciones, si describo algo es porque es imprescindible. Por ejemplo, es de noche. Y ahí queda; todo el mundo sabe lo que es la noche, un amanecer, el despacho de un abogado, de un médico; ¿para qué describir esas cosas? Son lastres. El lenguaje invisible significa la eliminación de lo superfluo, que va directamente al grano. Cuando me sale una frase bonita, la tacho y empiezo de nuevo. Sólo quiero frases sustanciosas que digan 2 ó 3 cosas a la vez. A mí me gusta respetar al lector y no me gusta vanagloriarme y decir: «mira, yo escribo bien y te lo voy a demostrar».
Y sin lo superfluo, que nos queda?
Ya leí la entrevista. Ahora toca leer algo de Ramiro Pinilla, ¿cuál me aconsejas?
Saludos.
winsta
¿El punto medio entre Góngora y el lamentable Dan Brown? 🙂
Quizá por mi vida robusta de oso al aire, se ha reforzado mi nostalgia de lo superfluo, coincidiendo con dErsu en que lo superfluo… ¡lo es todo! (porque lo que es es lo que el ojo mira, y con estos ojos superfluos… o algo así).
También, como Winsta, leí la entrevista, gustándome mucho el hombre como hombre, pero esas palabras sobre la frase bonita nos equivocan, quizá. Y me pasé por la librería, pero los gruesos tomos me asustaron en estos momentos en que tanto se acumula. Winsta nos contará algo más, quizá, más adelante.
Cervecerix, te visité y me encantó el proverbio (por una errata, había escrito «proebrio», vaya influencia pasar dos minutos por tu página).
Siendo tan nuevo como oso, espero que no se me pase la hora de dormir.
Mis respetos
Winsta, estoy igual que tú… ¿por cuál empezamos??
Yo suelo ser adicta a las primeras obras, pero no sé…
Que alguien me guíe.
Gracias.
winsta
Me tenéis en vilo…
Y ahora que estamos aquí, en una esquinita del salón de la condesa, el oso horrible y viejo, y la delicada invitada, te confesaré que sí, que «La escala de los mapas» es una primera obra genial de Belén Gopegui, y me apetece darte la razón en tu teoría (y rogarte que no busques huecos del no estoy, como hacía Prim). Pero que la tercera, «La conquista del aire», aunque forme parte del descarrilamiento más colosal y preparado y voluntario de la literatura española actual, apela a una comprensión del mundo que la hace seguir, y para mí con ventaja, en la competición.
¡Ah! Se acerca la condesa con una bandeja. Quizá traiga el libro por el que hay que empezar.
Gracias, Condesa, sí. Tomaré uno. Estábamos Winsta y yo enzarzados en una teoría suya sobre las primeras obras, que para ella son las mejores. ¿Qué le parece?
Disculpad el retraso, ¡ya he vuelto! Respecto a las primeras obras… ¡difiero! Habría que guardarlas en el fondo del cajón, donde nadie las vea 😉
Uff! Rosana. Vaya confianzas que nos da. Ganas me están dando de… No, no, que por aquí hay mucha gente.
Bienvenida de eso que supongo será un viaje.
Lanza rompo por Winsta (rompo por w las que hagan falta). Se refiere a las primetas obras «publicadas». No le falta razón en Belén Gopegui. Y me han dicho que lo mismo pasa con Henry Roth y «Llámalo sueño», más las 4 novelas que se sacó cuarenta años después.
La piedad hacia mí (y mis años) hace que no puede defender esa teoría (¿qué esperanza me quedaría?), Y W sabe que en otro sitio he negado que se aplique, por ejemplo, a poetas y pintores.
Pero bueno, el caso es que con los 5 Henry Roth que se me vienen encima, más gruesos que los 3 Pinilla, no podré acompañarlas en ese viaje. Ya me contarán.
(Me dice, Hormiga, que es Rosana y me empieza a apetecer tutearla… quieto, ¡quieto!)
Vaya, Blogger-Beta me jugó una mala pasada! Vuelvo a ser hormiga. Respecto a las «segundas» obras… a mí me dan miedo. Por lo general las reservo para el final, cuando nada ni nadie puede hacerme perder la fe en el autor 🙂
Uno cuando escribe lo escribe TODO,
con placer para lo visible y lo invisible…
De joven yo pensaba esto. Hoy todavía. Ahora a TODO lo llamo juego.
¡Después de tanto TODO para NADA!
Ai, la difícil simplicitat! Si se’n donaren cursos, seria cosa d’apuntar-s’hi.
I jo també estic expectant per veure quina obra llegir. A vore qui va davant i ens aconsella.