En el número de enero de AD, la diseñadora textil Allegra Hicks comenta que en su casa está prohibida la mala iluminación.
En la mía también. Rechazo la luz intensa que procede de un único punto, temo quedarme bizca. Y la luz exageradamente blanca me hace fruncir el ceño, algo que procuro evitar. Me conformaría con la luz natural, que no es poco, y velas.