Un prejuicio menos, y ya van unos cuantos: hoy voy a dejar que hable aquí -creo que por primera vez- Rosa Montero:
Lo que viene a decir la novela es que, puesto que en la vida de hoy ya no hay nada fiable, nada seguro; puesto que los dioses y las ideologías han muerto; puesto que ya no hay respuestas absolutas a las que agarrarse, por lo menos sé buena persona, maldita sea. Y esa actitud puede salvar tu pequeño mundo personal, y tal vez el mundo de todos, por lo menos metafóricamente (en El Mundo).
Así es. Sin ambiciones que vayan más allá de las íntimas y personales, solo aspiro a una cosa: estar tranquila cuando llego a casa y sobre todo cuando pongo la cabeza sobre la almohada.
Rosana, hago mías tus palabras:
«solo aspiro a una cosa: estar tranquila cuando llego a casa y sobre todo cuando pongo la cabeza sobre la almohada.»
Gracias, me quedo siempre con la duda de si se nota cuáles son mis palabras y cuáles no 🙂
Por cierto, gracias por el link que me pasaste a la canción de Serrat. Con tanta preocupación «técnica» al final se me pasó, sorry!