Nueva York no me impresionó. Me pareció pequeña. Todo era provisional. Al volver años después, me ocurrió lo mismo, nada. Puede que esté harto de las grandes ciudades.
Lo contaba hace ya días Antonio López en El País. Yo también estoy harta de las grandes ciudades y todo lo que conllevan.
¿Qué es lo que entra en mis pulmones cuando salgo a la calle?
¿Por qué tenemos que pasar tantas horas en una oficina, si podemos hacer lo mismo en casa, en menos tiempo y lejos de la gran ciudad?
¿Por qué es imprescindible gastar dinero siempre que sales de casa?
¿Por qué se me ensucia tanto el pelo aunque no me aplique espumas ni lacas ni nada de nada?
¿Por qué tengo que llegar despeinada al trabajo después de usar el transporte público en hora punta?
¿Cuánto de antinatural hay en el hecho de estar sentado todo el día?
¿No es una condena tener apenas dos horas al día para los hobbies? (a menos que renuncies a dormir 7-8 horas, y me niego)
Algunas de las preguntas sonarán ridículas, ya lo sé. Y no, no voy a solucionarlo yendo a bares de oxígeno ni pasándome la vida de spa en spa habiendo opciones mejores y más naturales.
Podría seguir, pero es lo que todos sabemos. Estoy harta de lo de siempre. Quiero calidad de vida sin tirarlo todo por la borda 🙁
¡Amén!
Aunque hay algo de las grandes ciudades que no habéis comentado. Son perfectas para ir de visita, de fin de semana, de vacaciones de agosto,…porque vistas así, no son tan grandes y ofrecen muchas oportunidades.
Vivir en ellas es otro cantar…
Pues yo diría que deberías sentirte afortunada.
Bueno, basta darle un vistazo al mundo para darnos cuenta de que los que tenemos preocupaciones similares a la tuya somos unos privilegiados.
Os recomiendo un libro de Nueva York que acabo de leer, es de julio Camba y se llama La ciudad automática.
Por cierto (y perdonad por la propaganda estilo Santiago Segura), el 9 de mayo, a las 21h, los de Factoría Los Sánchez, estrenamos obra de teatro, en el principal de Castellón.
Un saludo
Estoy de acuerdo contigo.
Hay una extraña fuerza que, de momento, me impide volver a mi pueblo con mi gente y volver a convivir con el aire marino que lo enuelve.
Se que un día volveré a él para no marcharme nunca más. No se cuando, pero volveré.
La verdad que te entiendo, porque me encanta vivir al lado del mar y poder estar en el centro de Santa Cruz en diez minutos desde donde vivo.
La ventaja de las grandes ciudades es su oferta de ocio, pero parece que tampoco te quede tiempo para disfrutarlo.
En fin, ánimo!