Hoy vemos labios grotescos, frentes inertes y pómulos de plástico, pero a principios del siglo XX ya había quien se hacía retoques desproporcionados. Lo cuenta Josep Pla:
Ver el efecto de la guerra sobre las personas es un espectáculo delirante. Hay una cantidad considerable de nuevos ricos que se hacen poner dientes y muelas de oro, plata o porcelana, dentaduras enteras. Hay personas que nacieron con cara de caballo, y otras que tienden a crear el mismo efecto poniéndose dientes y dentaduras enormes, desproporcionadas para la boca humana, auténticas piezas de dentadura caballuna.
En ocasiones el mayor enemigo del cuerpo es la mente.
Cada día entiendo menos ese afán por modificar lo físico.
Parafraseando:
Lo que natura non da
la clínica non presta.