Al contrario de lo que Freud creía, no se puede describir un sueño porque siempre te queda algo esencial fuera, todo sueño contiene algo inefable que forma parte de su esencia (José Saramago en La Vanguardia.
Ese algo es lo que, incluso horas después de despertarte, te mantiene angustiado, eufórico, abatido… Te dices, «¿qué me pasa?», y la respuesta está en el sueño. Muchas veces no recuerdas apenas detalles, pero el sentimiento ahí queda (en mi caso).
Soñamos que gozamos de libre albedrío pero en lo importante no lo tenemos.