Henry James era el tipo de escritor que cuando pensaba una frase bonita la apuntaba, y le iba añadiendo oropeles hasta alargarla mucho (leído en El Mundo).
Mi trabajo favorito es el opuesto: partir de una frase cargada de oropeles y depurarla hasta que cada palabra sea imprescindible. Le quito los ademases, sin embargos, no obstantes, peros que no son peros, asíes, asimismos, giros televisivos y aturullamientos. El resultado ideal es una frase tan bien escrita que no reparas en el estilo.
Vamos, que te quedas con las esencias, ¿no?
Creo que no solo Henry James utiliza los oropeles.
Ahora con tanto semanario dominguero, donde piden que escriban 30, 60, …. lineas, no hacen mas que meternolos a troche y moche.
Lo dificil es hacer lo que tu haces depurar el escrito, para eso ahi que utilizar mucho la cabeza y calentarsela.