
Cuenta Margarita Rivière en Vogue España que este óleo de John Singer Sargent marcó un antes y un después en el uso del negro más allá del luto y otras manifestaciones religiosas. Por primera vez vestir de negro no implicaba rigor y austeridad, sino sensualidad https://pharmacieinde.fr/levitra-generique-aide-t-mauvaise-erection.
El cuadro fue tan polémico cuando vio la luz que la modelo, Madame Gautreau, tuvo que abandonar Francia. Sus medidas eran colosales, casi dos metros, y se dice que Madame X lo adoraba en secreto, de ahí que no lo destruyera pese a los sinsabores que le causó.
Cuando leí sobre él, antes de googlearlo, me imaginé a mi adorada Madame Olenska, pero nada que ver.
Así es como describen a Madame Gautreau en The Metropolitan Museum of Art Favourite Paintings:
Su presencia estudiada, indiferente y escultural paraba las fiestas y hasta el tráfico… Pero un día, en la playa de Cannes, Madame Gautreau oyó a una mujer comentar que empezaba a estar ajada. Entonces montó en un carruaje cerrado hasta el hotel, ocupó el compartimento más oscuro del tren a París y se encerró para el resto de sus días entre luces tenues, en habitaciones sin ventanas.
Me parece un cuadro precioso, y su palidez contrastada con el vestido negro es muy sensual, sobre todo el cuello!
Y qué me dices de su nariz? Vaya perfil! Vamos, un escándalo!
Presuntuosa a tope.
El cuadro divino.
El «escándalo» fué que primero se pintó con el tirante caído