Cualquier trayectoria creativa es la suma total de impresiones de la niñez y la adolescencia; impresiones del mundo que nos rodea y de las ilusiones juveniles (Alexander Rodchenko).
Por iniciativa de nreska, dediqué una mañana de domingo al arte ruso: una exposición de fotografía de Alexander Rodchenko (1891-1956) en la Fundación Canal de Madrid, y otra multidisciplinar de Rodchenko y Liubov Popova (1889-1924) en el Reina Sofía.
Llegué sin preparación, dispuesta a que el arte de la Revolución Rusa se explicara por sí solo. En la primera exposición me convencí de que la fotografía cool ya estaba inventada en los años veinte del siglo pasado, y recuperé las lecciones de surrealismo del instituto al contemplar los retratos del futurista Mayakovski y los collages creados para él por Rodchenko. ¿Recordáis aquello de Un auto de carrera es más hermoso que la Victoria de Samotracia? Lo dijo otro futurista, el italiano Marinetti.

En la muestra Rodchenko y Popova. Definiendo el constructivismo (Reina Sofía) descubrí que ni Rodchenko ni Popova tenían limitaciones como diseñadores industriales, que Popova hacía unos estampados textiles que quiero para mí y que los artistas rusos de la época tenían algún vínculo especial con la imagen madre-escalera-bebé. Atentos:
