«El público general no sabe que Emily Dickinson fue antes jardinera que poeta», cuenta Alexandra Cheney en su blog del Wall Street Journal. Hasta el 13 de junio, en The New York Botanical Garden hay una recreación del jardín de Emily que espero visitar.

Es tal la devoción por Emily de Holland Cotter, del New York Times, que un día de 1963 llamó a la puerta de la que fuera su casa, entonces aún habitada, para que le dejaran echar un vistazo. «Alguien muy importante para mí vivió aquí» fue el argumento para entrar en el Homestead.
Hoy Emily hubiera sido una twittera incansable; Cotter recuerda que algunos de sus poemas son ¡de la extensión de un twit! Siempre se ha dicho que era solitaria, pero mantenía correspondencia con 100 personas desde su habitación propia en la Main Street de Amherst, Massachusetts. Siempre vestida de blanco.
