No contaba con esto. Recordaba lo aprendido sobre catacumbas en Historia del Arte y me las esperaba más… vacías.
En estas catacumbas no cabe ni un muerto más. Estamos hablando de 8.000, muerto arriba muerto abajo, literalmente. Todos muy expuestos con sus mejores galas, personas (en su momento) de todas las edades, sexos y condiciones.
Es el pasaje del terror con exceso de figurantes. A tu derecha, a tu izquierda, arriba y abajo hay esqueletos «vestidos». Hay hasta una salita de restauración con botellas de ¿limpiacristales?
Y está la bambina Rosalía, suponemos que nombrada en honor a una de las patronas de Palermo. Puedes optar por no mirarla, pero lo mismo da: en la tienda de souvenirs, que atraviesas a la fuerza, su momia ilustra decenas de postales. Mejor no sigo… Ah, el fraile de la tienda es de carne y hueso, vive.
PD: Fotos en Google Images, aquí no.
Palermo, 16 de abril de 2011