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Sicilia, un paisaje (des)conocido

En cuanto dejas el austero aeropuerto de Palermo y empiezas a circular por las carreteras sicilianas piensas dos cosas:

1. Apenas hay señales de tráfico que indiquen la velocidad máxima. Puedes optar por conducir a la siciliana, a esa velocidad vertiginosa que te hace preguntarte: ¿qué harán cuando haya una emergencia de verdad? Y puedes pecar de turista, ir despacio y estudiar el paisaje.

2. El paisaje te recuerda a algo. Por la vegetación y las construcciones -si bien algo más destartaladas- podría ser el sur de España. No es chocante, sigue siendo paisaje mediterráneo. Hasta que entre las ondulaciones del monte siciliano emerge un templo griego. Entonces reduces un poco más la velocidad y te vas para allá.

Palermo, 15 de abril de 2011

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