Desde las carreteras que bordean la Costa Tirrena el mar se ve en degradado de cuatro tonos de azul, del turquesa al marino. Afean la vista las numerosas fábricas en primera línea de playa.
Cefalú es como esperaba que fuera un pueblo siciliano de playa: casas algo destartaladas que se encaraman sobre el tranquilo Tirreno. Es muy turístico, no hay más que ver la cantidad de tiendas de souvenirs. Lo más característico de sus casas son las cortinas de rayas en los balcones.
En un restaurante con maravillosa terrazza sul mare he probado al fin la pasta con sarde -pasta con sardinas-, plato típico siciliano. Tenía mis reservas porque soy muy particular con las salsas de tomate, pero me ha encantado.
Patti, 18 de abril de 2011
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