Pennsylvania significa «el país de los bosques de Penn», en alusión al cuáquero inglés William Penn, a quien se le concedió este territorio en 1681.
Precisamente son los magníficos bosques lo que más recuerdo del trayecto entre Lancaster y Pittsburgh, donde llegué con los últimos rayos de sol. Cuando supuestamente ya estás en el área metropolitana, sigues sin ver mucho paisaje urbano porque la ciudad está oculta entre bosques.
El downtown está impecable y no hay rastro de turistas. Locales con polos y pantalones chinos se pasean por la zona supuestamente más animada, Market Square. Allí me tomé un picante flatbread de jamón y cebolla en Nola, un restaurante de nueva cocina criolla.
A unos pasos estaba el impresionante PPG Building, un rascacielos de cristal con forma de castillo que por cierto acoge la sede de Heinz. Un enorme bote de ketchup con forma de dinosaurio lo atestigua.
Fotos de Pittsburgh:
[slickr-flickr type=»gallery» tag=»pittsburgh» photos_per_row=»4″ items=»20″ align=”center”]
Escribí esta serie de posts durante mis vacaciones por los EEUU. En su momento no pude publicarlos por falta de conexión.