Después de la decepción de Osaka, por fin un castillo que merece la pena visitar. La residencia en Kyoto de los shogunes Tokugawa (s.XVII) era el castillo Nijō, rodeado por una gran fosa. Los shogunes eran los gobernadores militares que hubo en Japón hasta la revolución de 1867-68.
Para visitarlo tienes que descalzarte y seguir la ruta marcada, que da una vuelta completa al edificio principal. No permiten hacer fotos.
El suelo es de madera tratada de tal forma que a cada paso no cruje sino que chilla. De esta forma los guardias podían saber si había alguien caminando en torno a los aposentos. Si la visita es muy concurrida, como el día que estuve yo, el chillido es persistente.
En las estancias se recrean con dioramas escenas de la vida en el castillo, por ejemplo de la recepción del shogun a los señores feudales o del shogun en su cámara asistido por las damas de su séquito. Otras habitaciones estaban vacías pero permitían apreciar la decoración de los paneles, pintados por artistas de la época y que representan escenas muy estilizadas de la naturaleza: ramas de árboles y pájaros, principalmente.
En el tren camino a Asakusa, Tokio, 7 de mayo de 2012.
10.02 a.m.
Lastima que no permitan fotos, me hubiera gustado ver esas escenas pintadas