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Sobre libros de crianza

Tú eres la mejor madre del mundo, de José María ParicioNo hay tiempo en una vida para leer todos los libros buenos, y aun así me paso un año leyendo ese producto repetitivo y paternalista que son los libros de crianza. Googleando encuentras lo mismo.

Las biblias las he leído todas salvo Duérmete niño y similares. De la mayoría no recuerdo nada porque me encontraba en un estado similar al de los vuelos: tan emocionalmente impactada que una vez en tierra se me ha olvidado todo. Sí puedo decir que el gurú Carlos González me cae mal, no lo puedo remediar. Y a pesar de ello lo leí, que no se diga. Luego vi que lo que él cuenta te lo recita cualquier matrona de la pública o la privada, y lo sé porque casi hice triplete de preparaciones al parto y me las vi con varias consultoras de lactancia.

Resumiendo: el único libro que recuerdo con cariño es el último que he leído, Tú eres la mejor madre del mundo (2013), de José María Paricio. Este pediatra es el impulsor de e-lactancia, la  web de referencia para consultar qué medicamentos son compatibles con la lactancia. Creo que me ha gustado porque es el único que me ha dicho lo que quería escuchar.

Comparto lo que más me ha gustado sobre los temas recurrentes de este último año y medio:

Los consejos no solicitados:
Nunca osaría dar yo consejos a ninguna mujer, sobre todo acerca de las cosas importantes de la vida, como son la familia, la crianza, los hijos…

El sentimiento de culpa de las madres:
Si usted está pensando que algo ha hecho mal o que tiene la culpa de esto, quíteselo de la cabeza: le aseguro que usted no tiene la culpa, ni de esto ni de nada, usted es su madre y lo quiere tanto que cree, como muchas otras, tener la culpa.

Lo difícil que es separarte de tu bebé:
Intentemos decirle a una mamá gorila o a una mamá leona recién paridas que nos llevamos a su cachorro, solo un momento, «es para pesarlo o lavarlo, solo será un momento…»: estamos muertos de un zarpazo a menos de dos metros de aproximación […] He visto y hablado con suficientes madres de recién nacidos ingresados para saber que prácticamente ninguna está tranquila si no ve a su hijo.

La lactancia:
Si todo ha fallado, si crees que has llegado al límite, si no estás disfrutando de tu lactancia, si lo negativo pesa más que lo positivo y no ves salida, toma la decisión, yo, personalmente te apoyo; entre una semana de lactancia y ninguna, más vale una; un mes y medio es mejor que uno y uno mejor que ninguno. Hasta donde tú decidas estará bien, hasta donde tu bebé pueda será lo mejor.

Los nuevos roles en la familia:
Tener un bebé es la  oportunidad de «enterrar» metafóricamente, sentimentalmente, a los propios padres; ya no eres la hija, ahora eres la madre; ya no eres el hijo, ahora eres el padre. Todos tenemos la  necesidad de cortar un día ese cordón umbilical que nos ata a nuestra madre, a nuestro padre, de autoafirmarnos como seres adultos. Ha llegado el momento, y si no lo entendemos y asumimos bien, volver al hogar materno o paterno, o a compartir espacios, se puede convertir en una pesadilla aunque algunos que lo ven desde fuera piensen que son nimiedades. No lo son.

El tipo de ayuda que necesitas con el recién nacido:
Quizá con buena intención os ofrezcan cuidar un rato a vuestro bebé para que descanséis o salgáis un poco u os dé algo de el aire a solar, no sé. Es posible que no sea una buena idea, que digáis que sí y antes de 5 minutos estéis ya arrepentidos y con miedo de no verlo, de no tenerlo, de que le pueda pasar algo. Parece mentira lo protectores que os sentís. Hay cosas más prácticas que hacer; seguro que puede haber una pila de cacharros sin fregar de mucho cuidado o una barridita olvidada no vendría mal.

La reicorporación al trabajo:
Has alargado el día de tu reincorporación lo máximo que te dejan las cicateras leyes de tu país y tienes ganas de llorar. Llora todo lo que necesites llorar, pero tenlo claro: tú eres no eres una mala madre, vives en un mal país y los hay peores.

El respeto y cariño hacia los  niños:
Así pues, ¿cómo debemos tratar a los niños y por qué? Para mí está claro que con cariño, con respeto, pero ¿por qué? Más de una madre me lo ha dicho y no es preciso que tuviese estudios: porque lo quiero, porque se lo merece, porque es lo mejor del mundo, porque sí.

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