En el siglo XIX era frecuente que la alta sociedad de Nueva Orleans pasara los veranos en Grand Isle. Y eso que, según leo, los huracanes azotan esa costa casi cada ocho años.
En Grand Isle transcurre gran parte de El despertar (The Awakening, 1899), de Kate Chopin, quien pasó allí diez veranos de su vida.
No es ninguna obra maestra pero, siendo de la fecha que es, se agradece asistir a una historia femenina contada por una escritora. La protagonista -la sra Pontellier- tiene todo a lo que podía esperar una mujer de su época pero interiormente se rebela, con final trágico. Ejemplos:
La señora Pontellier no era maternal.
No veía por qué había que anticiparse y pensar en la ropa de invierno durante el verano.
El año anterior los niños habían pasado parte del verano con la abuela Pontellier en Iberville. Estaba segura de su felicidad y bienestar, no los echó de menos salvo alguna ocasional e intensa nostalgia. Su ausencia era una especie de alivio, aunque no lo admitía ni a sí misma. Parecía liberarla de una responsabilidad que había asumido ciegamente y para la el destino no la había preparado.