El ser humano, el cerebro, tiene un límite en el número de adversidades que puede superar.
Lo comentaba hace un par de días el psiquiatra Luis Rojas Marcos en El Mundo. Yo ya sospechaba algo así. Sigue:
La idea de que haber superado otras calamidades nos hace más fuertes no es real, hemos podido aprender de ellas, pero lo cierto es que cuantas más calamidades hayamos pasado, menos probabilidades tenemos de superar la próxima. Esto fue algo que descubrimos al estudiar las consecuencias del 11-S.
Pienso en el alivio que sentimos porque una situación ya no tiene que repetirse. Y de repente, por la circunstancia que sea, vuelve. Y la idea de hacerlo una vez más agota tus reservas, te exprime y te machaca. ¿Qué parte de ti sale a flote?
Comparto la idea, recurrente estos días, de que lo que estamos viviendo nos está enseñando mucho sobre nosotros, individualmente. Aunque colectivamente también creo que Rojas Marcos lleva razón:
El dolor y la tragedia no te hacen mejor persona.
Pero hay esperanza:
En una adversidad quienes ayudan a otros sobreviven más que quienes no se mueven. Este es mi mensaje, confiemos en nuestro propio ser, en nuestra naturaleza, porque si la alimentamos vamos a ser más felices.
Por último, una frase que tendríamos que enmarcar ahora:
La diferencia entre la buena información y la mala es que una te ayuda a entender, la otra busca llamar la atención y asustar.