Esta historia ya era conocida, pero yo la descubrí ayer al escuchar a Laurie Anderson en el podcast All There Is de Anderson Cooper.
Laurie tenía siete hermanos y solía pasear a los más pequeños por su pueblo de Illinois, incluso los días más fríos de invierno cuando el lago estaba congelado. Uno de esos días, patinando sobre el lago el hielo se rompió y el carrito en el que empujaba a sus hermanos, un par de gemelos de dos o tres años, se hundió en el lago. Laurie rescató primero a uno, luego al otro, y los llevó a toda prisa a casa para que no se congelaran.
Al llegar a casa su madre le dijo, horrorizada, que era peligroso patinar sobre el lago congelado, que podía haber matado a los gemelos. Y al instante le comentó lo admirada que estaba de lo bien que nadaba y buceaba. Ese cambio de tono y de mensaje, dice Laurie, le transformó para siempre. Se sintió capaz y útil, y desde entonces afrontó la vida de otra manera.