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Categoría: Podcasts

Comedia familiar

Rosie O’Donnell

Rosie O’Donnell ha sido la última invitada al podcast de Brooke Shilds, Now What?. Le explica a Brooke que en sus inicios en la stand up comedy contaba chistes de Jerry Seinfeld. Copiaba hasta su cadencia al contarlos. Hasta que alguien le dijo que no puedes hacer monólogos con chistes de otros, que tienes que escribir los tuyos propios. Rosie se sentía incapaz, y entonces le dieron este consejo: habla de tu familia y a partir de ahí el humor saldrá solo. Y así ocurrió. Esto explica por qué hay tantos humoristas contando sus miserias domésticas y familiares.

También cuenta cómo nadie se creía que fuera a dejar su talk show con el éxito que estaba teniendo. Según Rosie, si ya tienes 100 millones de euros y quieres seguir ganando más dinero es que no te has enterado de para qué estamos en este mundo.

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Millones de Willy Lomans

Anderson Cooper tuvo la necesidad de crear un podcast cuando, revisando los objetos de su madre recién fallecida, encontró recuerdos de su padre y su hermano, que murieron años atrás.

Aunque desciende de la aristocracia de Nueva York, en uno de los episodios Cooper recuerda a su niñera y la compara con su madre. La primera era desconocida por todos, pero una figura crucial en su vida; la segunda, Gloria Vanderbilt, protagonizó titulares durante décadas. Me acordé de esas reflexiones al leer estas palabras de Linda Loman en La muerte de un viajante (Death of a Salesman, Arthur Miller, 1949):

Willy Loman nunca ganó mucho dinero. Su nombre nunca salió en el periódico. No es el personaje más interesante que ha existido. Pero es un ser humano, algo terrible le está pasando y hay que prestarle atención. No se puede permitir que caiga en su tumba como un perro viejo. Una persona así necesita que, por fin, le prestemos atención. 

Lo cierto es que Willy Lomans hay millones en el mundo, porque Willy Loman somos todos.

Imagínate. Trabajas una vida entera para pagar una casa. Cuando por fin es tuya, ya nadie vive allí (Willy Loman)

La muerte de un viajante ha generado cientos de estudios y análisis, pero yo me quedo con su maestría para ponernos delante un espejo y recordarnos que al final de la vida casi todo lo que aquí y ahora ocupa nuestros pensamientos será insignificante. Así le habla Linda a Willy cuando dice estar descansado:

Tu mente no descansa. Tu mente es hiperactiva, y la mente es lo que cuenta, cariño.

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El lago helado

Esta historia ya era conocida, pero yo la descubrí ayer al escuchar a Laurie Anderson en el podcast All There Is de Anderson Cooper.

Laurie tenía siete hermanos y solía pasear a los más pequeños por su pueblo de Illinois, incluso los días más fríos de invierno cuando el lago estaba congelado. Uno de esos días, patinando sobre el lago el hielo se rompió y el carrito en el que empujaba a sus hermanos, un par de gemelos de dos o tres años, se hundió en el lago. Laurie rescató primero a uno, luego al otro, y los llevó a toda prisa a casa para que no se congelaran.

Al llegar a casa su madre le dijo, horrorizada, que era peligroso patinar sobre el lago congelado, que podía haber matado a los gemelos. Y al instante le comentó lo admirada que estaba de lo bien que nadaba y buceaba. Ese cambio de tono y de mensaje, dice Laurie, le transformó para siempre. Se sintió capaz y útil, y desde entonces afrontó la vida de otra manera.

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Hora de escuchar y empatizar

Qué bien lo he pasado escuchando la charla entre Alannis Morissette y Mayim Bialik en el podcast de esta última, Mayim Bialik’s Breakdown. Ha sido como viajar a mis años de universidad, y definitivamente he sentido que pertenezco sin fisuras a su misma generación, la X.

Estas famosas que llevan décadas autoanalizándose con ayuda de profesionales tienen respuesta a muchas de nuestras rumiaciones. Una frase trabajada con su terapeuta de cabecera nos ayuda a los demás a ubicarnos y explicarnos. O, por lo menos, nos da que pensar.

Me gusta lo que comenta Alannis sobre que antes de ser madre no paraba de hablar y de opinar. Desde que es madre, lo que le pide el cuerpo es escuchar y empatizar. Me propongo esforzarme cada día por sacar lo mejor de esta segunda etapa de la que habla.

Y entiendo a Mayim cuando recuerda que la llegada de Alannis hablando de medicación en Jagged Little Pill fue un meteorito en su vida, como cuando escuchó a Nirvana por primera vez.

Creo que, superado el trastorno adaptativo de la primera etapa de la maternidad, se nos presenta un camino para crecer y disfrutar siendo quienes somos realmente, sin artificios.

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El consentimiento de los caballos

Tampoco sé mucho de caballos, por eso me quedé pensativa al escuchar a la cómica Whitney Cummings explicándole a Marc Maron que ella solo monta a caballo si es consensuado.

Lo que estamos acostumbrados a ver en películas o series de cowboys es el proceso de break a horse, es decir, de amaestrarlo para que lo puedan cabalgar personas. En Yellowstone, esta práctica aparece en casi cada episodio.

Whitney Cummings a lo que se dedica es a unbreak horses: rescata caballos que están exhaustos, que reniegan de ser cabalgados, y les devuelve la calma de vivir a su aire

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Echar tierra por casa

Christina Ricci, caracterizada como Misty en la serie Yellowjackets

Christina Ricci reconoce que, al principio de ser famosa, lanzaba a propósito impertinencias y provocaciones en cada entrevista. Ahora, después de mucho trabajo de autoconocimiento, está más comedida y lo que queda es un sentido del humor muy particular que he descubierto en su charla con Marc Maron en el podcast WTF. Me ha sabido a poco la hora que dura el episodio, por lo que cuenta y por cómo se expresa.

Le explica a Marc Maron que su padre -con quien tiene una relación complicada- se dedicó durante un tiempo a aplicar la terapia del grito, inventada por Arthur Janov y que, como podemos imaginar, consiste en sacar toda la ira que llevas dentro a base de gritos. Según leo, John Lennon o Ingmar Bergman se interesaron bastante por este método. El padre de Ricci lideraba sesiones grupales en el sótano de la casa familiar, que además incluían role play: uno de los pacientes se metía en el papel del causante de los traumas de otro, que se desahoga chillándole hasta que se sentía liberado.

Y otra declaración que me ha dado que pensar, porque no conocía ese tipo de ansiedad: Christina Ricci es botonofóbica, es decir, tiene fobia a las plantas, y en particular a las de interior. Su explicación literal: no eches tierra dentro de casa a propósito.

Christina Ricci (1998), por Mark Ryden
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Vengarse procrastinando

Todo tiene un nombre. Acabo de saber que ese ratito de la noche que dedicas a tus aficiones, y que si te despistas te quita horas de sueño, se llama revenge bedtime procrastination.

Te vengas porque no tienes tiempo para ti durante el día, ya que estás ocupándote de tareas y/o personas, y retrasas la hora de acostarte.

Se lo escuché a una doctora especializada en burnout parental en The Motherly Podcast.

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Bradley Cooper reflexiona

Bradley Cooper
Bradley Cooper

Las peores entrevistas se hacen en el podcast Smartless, conducido por tres actores/cómicos: Jason Bateman (Ozark), Will Arnett (Lego Batman, 30 Rock) y Sean Hayes  (Will & Grace). Son tan malas que resultan adorables. No me pierdo una.

En el último episodio (el número 100) entrevistan a Bradley Cooper. De toda la charla, tan caótica como todas en este podcast, he extraído un mantra para esta maternidad/paternidad tan autoexigente del siglo XXI: compórtate con tus hijos, o delante de ellos, de forma que de mayores no tengan que ir a terapia por tu culpa.

Es mi reflexión después de oír a cuatro chiflados hablando de todo lo que se les pasa por la cabeza 🙂

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Expectativas y ¿resentimiento?

Expectation is resentment waiting to happen

Traducción libre mía: expectativa es lo que va antes del resentimiento.

La frase la dijo Bonnie Raitt en el podcast de Marc Maron. No es suya sino de la escritora Anne Lamott.

Entrando en teoría de la traducción, entre resentment y resentimiento no hay una equivalencia natural, aunque estén cerca y entendamos lo que quiere decir Bonnie Raitt: no tengas muchas expectativas, así no acabarás frustrado y disgustado.

Resent diría que ahora se usa coloquialmente en inglés con el sentido de molestar, irritar, incluso decepcionar; y se refiere a personas o seres vivos más que a situaciones. Marc Maron en uno de sus monólogos decía que prefería los gatos a los perros porque a los perros los notaba tan demandantes y necesitados de mimo: «I resent them» es lo que le provocaban. Esto yo lo traduciría como una mezcla de agobiar, incordiar y coger manía.

Volviendo a la frase de Anne Lamott, pienso en que hoy he llegado a los 101 borradores en este blog, es decir, cien historias -por llamarlas de alguna forma- sin publicar. Las expectativas de publicarlos estaban ahí, si no, no los hubiera dejado en borrador. Revisando por encima, hay de todo: muy extensos, hiperbreves, listos para publicar… y están algunos que no sé qué me impulsó a escribirlos. Definitivaemente, era otra etapa.

Pero, ¿siento resentimiento? Puede, pero más bien hacia mí misma, y hastío de este intentar publicar algo y, al final, nada.

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Siete tipos de cansancio

Escuché en este podcast que hay siete tipos de cansancio. Me reconfortó la idea, porque a veces nos sentimos cansados y alguien nos dice «si llevas todo el día sentada» o «si has dormido nueve horas» (no suele ser el caso), y por lo general tienen razón.

Estos son los tipos y la visión que tengo de ellos:

Físico: el que todos entendemos por cansancio. El cuerpo se queda sin energía después de mucho esfuerzo y/o actividad.

Mental: cuando el sobreesfuerzo ha sido intelectual. La cabeza necesita un respiro después de sacar adelante mucho trabajo en poco tiempo, o haber resuelto una tarea muy compleja o, en mi caso, cuando me paso de la raya leyendo el libro que sea que tengo entre manos.

Para mí esos dos cansancios, el físico y el mental, son universales y nos atacan a todos en algún momento. ¿Quién no acaba agotado física o mentalmente después de trabajar en exceso, sea con el cuerpo o con la mente?

Pero los otros cinco no los experimentamos todos de la misma forma. A mí, que no psicóloga ni neurocientífica pero me intriga infinitamente la naturaleza humana, me suenan conceptos como PAS (personas altamente sensibles), sobrecarga sensorial, fobia social, bloqueo creativo… y por ahí van los tiros.

Estos son los otros cinco tipos de cansancio:

Emocional: cuando los sentimientos son tan intensos que no te queda energía para más. Y te duermes (en mi caso). He comprobado que las emociones fuertes crean adicción. Cuando en una familia pasa algo grave, hay cierto instinto de seguir echando leña al fuego para que no decaiga la emoción. Sin pretenderlo me he entrenado para oler a los azuzadores y mantener las distancias para no quemarme yo de pura furia.

Social: si eres introvertido (y no necesariamente tímido, que ese es otro rasgo) necesitas tiempo contigo mismo. De acuerdo, todo el mundo puede necesitar tiempo consigo mismo, pero algunos más que otros. Es como ir a la gasolinera para poder seguir circulando. Cuesta comunicarlo sin poner a los demás a la defensiva, pero lo cierto es que este cansancio es muy común y de fácil reparación (a menos que tengas niños pequeños y poca ayuda).

Sensorial: este cansancio a mí se me ha acentuado con los años. O tal vez con los niños, porque percibo cierto trauma en la idea de no poder calmar un llanto o una rabieta. Interiormente me pongo frenética si hay exceso de ruido, o de gritos, o de las dos cosas a la vez (gente gritándose y moviéndose sin parar), lo que en inglés llaman roughhousing. Estoy trabajando en ello.

Creativo: no hace falta ser artista, basta con que se te agoten las ideas para sentir cansancio creativo. Ejemplo: cuando llevas doce horas inventando entretenimientos para niños y no queda en ti nada más que ofrecer. O cuando intentas ayudar a alguien que no se deja ayudar, y te agotas.

Espiritual: me cuesta más entender este tipo de cansancio, porque no me siento ni religiosa ni espiritual. Debe de ser algo así como que has perdido de vista el faro que te guía, y debes parar y buscarlo antes de seguir avanzando.

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