Leo casi toda la noche y bajo al sur en invierno.
T.S. Eliot, La tierra baldía, 1922.
Dejar un comentarioIdeas en vías de desarrollo
Leo casi toda la noche y bajo al sur en invierno.
T.S. Eliot, La tierra baldía, 1922.
Dejar un comentarioEl centenario de John Steinbeck ha devuelto a la actualidad sus años de lucha en favor de los desheredados, el rechazo que sufrió por ello en su Salinas natal e incluso algunas fanfarronadas de Harold Bloom relativas a la calidad de su creación literaria (sin ánimo de desmerecer a Hemingway, ¿algún personaje suyo ha adquirido el calibre de mito como lo hizo Tom Joad hace mucho?).
Leer a Steinbeck es una experiencia conmovedora y un aprendizaje. La frescura de Tortilla Flat, la tristeza de El ómnibus perdido, la intensidad de tono bíblico de Al este del Edén, la dureza de Las uvas de la ira o su hábil recreación de las leyendas célticas de Sir Thomas Malory en El rey Arturo y sus nobles caballeros son sólo una parte de una obra versátil y apta para todos los públicos que ha inspirado dos películas magistrales.
Dejar un comentarioLa poesía árabe gusta de fundir los conceptos de agua y fuego, asociados al llanto y la pasión. Por ello no es raro encontrarlos en muchas de las casidas del Diván del Tamarit (1931-35) de Lorca, poemario de inspiración arábigo-andaluza. Veamos, por ejemplo, estos versos de su Casida de la muchacha dorada:
La muchacha de lágrimas
se bañaba entre llamas,
y el ruiseñor lloraba
con las alas quemadas.
Queridos lectores, queda inaugurado el primer weblog con estribillo. Un estribillo que es y será, como ya habréis adivinado, Emily Dickinson : o )
DEAR March, come in!
How glad I am!
I looked for you before.
Put down your hat—
You must have walked—
How out of breath you are!
Dear March, how are you?
And the rest?
Did you leave Nature well?
Oh, March, come right upstairs with me,
I have so much to tell!
Dejar un comentarioLa carne es triste ¡ay! Y yo he leído todos los libros
Stéphane Mallarmé (1842-1898), Brise marine.
Dejar un comentarioTal día como hoy, en 1786, nacía en Hanau el pequeño de los hermanos Grimm. Ambos se dedicaron a recopilar piezas del folklore germano que publicaron en varios volúmenes entre 1812 y 1822. Blancanieves y los siete enanitos, Hansel y Gretel, Caperucita Roja, Rapunzel y La Cenicienta son algunas de ellas. Crueldad y fantasía para niños y adultos.
Dejar un comentario… unos versos de Emily Dickinson, de nuevo. Ágiles y vehementes, interrogantes y afirmativos a un tiempo.
I ’M nobody! Who are you?
Are you nobody, too?
Then there ’s a pair of us—don’t tell!
They ’d banish us, you know.
How dreary to be somebody!
How public, like a frog
To tell your name the livelong day
To an admiring bog!
Dejar un comentarioCostó mucho a público y autores percatarse de la mayor flexibilidad de la prosa para desarrollar una historia. Sólo cuando se extendió la educación y la cultura se desligó la prosa de los asuntos jurídicos o pedagógicos para abarcar otros más imaginativos. Hoy en día incluso resulta trabajoso leer prosa del siglo XVIII, arcaica y disgresiva. Pensemos en Laurence Sterne o en Choderlos de Laclos.
Dejar un comentarioHace exactamente 239 años Molière sufrió una hemorragia mientras interpretaba al hipocondríaco Argan en su obra El enfermo imaginario. Moriría esa noche. El rey intercedió para que el dramaturgo recibiese cristiana sepultura.
Listo el sistema de comentarios.
Dejar un comentario…. pues sí, hoy hablamos de Estopa : o ) Estos chicos de Cornellà tienen el don de la frescura en las letras y derrochan la más auténtica inspiración urbana en cada uno de sus temas. Pongamos unos ejemplos del feliz uso que hacen de clásicas figuras literarias:
El calambur: esa risilla que se cuela se cuela, secuela que deja la primavera
La enumeración caótica: me falta el aliento, la fuerza, la pasta, las ganas de verte, el encanto, la salsa, la luz de mis ojos, mi as de la manga, tus ojitos rojos
El paralelismo: entras partiendo la pana, invitando a la peña, invitando a cañas, repartiendo leña
La aliteración: corazón con caparazón de rocas
Y, por supuesto, la hipérbole: que no te quiero mirar, pero es que cierro los ojos y hasta te veo por dentro, te veo en un lado y en otro, en cada foto en cada espejo y en las paredes del metro y en los ojos de la gente, hasta en la sopa más caliente, loco yo me estoy volviendo
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