Matt Weiner, creador de Mad Men, le comentó que era demasiado guapa para el papel. Pero le interesó para la serie y desarrolló el personaje de Betty Draper pensando en ella.
Inicialmente eran reluctantes a mostrar el lado familiar de Don Draper, de ahí que no existiera el personaje de Betty.
En Matar a un ruiseñor, Scout se clava una astilla en el pie. Su tío Jack le hace reír mientras la extrae. Cuando ella pide que le avise en cuanto esté fuera, él ya la tiene en la mano. Es un truco conocido para distraer a los niños que había olvidado y que me apunto porque también sirve para adultos.
Matar a un ruiseñor es una película de juicios, y la novela es pura moralina, de ahí que durante años haya sido lectura obligatoria en los institutos de EEUU y que Obama lo tuviera en su wish list. Me resulta entrañable algún personaje, como Boo Radley. Él es el ruiseñor, no dice una sola palabra y se adueña de las páginas finales, cuando -¡alerta, spoiler!- se persona y todos, protagonistas y nosotros, no podemos pensar más que en protegerlo. En la película le da vida un joven Robert Duvall.
No sabemos qué sucede en las casas, detrás de las puertas cerradas, qué secretos…
Boo Radley en el porche de los Finch junto a Scout, Atticus y el sheriff
Matad todos los arrendajos azules que queráis, si podéis darles, pero recordar que matar a un ruiseñor es pecado (…) Los ruiseñores sólo se dedican a cantar para alegrarnos. No estropean los frutos de los huertos, no anidan en los arcones del maíz, no hacen nada más que derramar su corazón, cantando para nuestro deleite.
Una lectura ligera como todas las que tienen narrador infantil, que en general me resultan facilonas.
John Hamm y January Jones, caracterizados como Don y Betty Draper
Matthew Weiner es el creador de Mad Men y durante un tiempo fue guionista de Los Soprano. Un reportaje de Vanity Fair disecciona la forma de trabajar de este obseso de los detalles. Son siete páginas que he leído de un tirón, prueba de que, cuando el contenido es interesante, en Internet se lee tanto como en papel.
He visto el primer capítulo de la tercera temporada de Mad Men y me sigue produciendo el mismo impacto que una gran novela. Weiner reconoce que no sabe hacia dónde se dirige su criatura porque no pensó que duraría más de una temporada. Y, a pesar de ello, los personajes ganan en matices -y en oscuridad- y la trama se ramifica de forma suculenta.
Matt Weiner creó Mad Men en homenaje a sus padres, en un intento de reconstruir el mundo de su juventud. Lector precoz de El guardián entre el centeno y gran conocedor del cine de los 50, su reacción adolescente tras ver Star Wars explica su exigencia en la composición de personajes (con perdón):
Recuerda haber visto Star Wars cuando se estrenó, en 1977: “Dios, mi amigos estaban locos por esa película. La primera vez la vimos dos veces seguidas, y yo pregunté, «¿por qué la vemos otra vez?». Ellos comentaban cosas como «¿cuál es tu personaje favorito?» , y yo respondía, «no hay personajes en esa película». Tenía 12 años.